domingo, 10 de junio de 2012

¿Cómo responder al abuso sexual dentro de la Iglesia?

Continuación del Artículo sobre el Simposio

«Hacia la Curación y Renovación»

Por Pbro. José de Jesús Robelo C.
Diócesis de san Juan de los Lagos

El cardenal Reinhard Marx habló de la responsabilidad del Obispo en la guía de su Iglesia y en el contacto con los medios de comunicación. Mons. Stephen Rossetti iluminó sobre cómo cuidarse de los abusadores. El obispo Jorge Patrón Wong trató los retos de la formación sacerdotal. Don Desmond Nair y el P. Edenio Valle contaron la lucha con los abusos en Sud África y Brasil. Un equipo de cuatro teólogos de la Gregoriana (Profra. Tenace, P. Carola S.J., P. Rotsaert S.J., P. Yánez S.J.) elaboró una reflexión teológica sobre el problema de los abusos.

Mons. Charles Scicluna – promotor de Justicia de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y el contacto primario con las denuncias recibidas por la Santa Sede acerca de los abusos realizados por parte de sacerdotes y religiosos – afirmó que ninguna estrategia para la prevención de los abusos hacia los niños difícilmente podrá llevar a resultados sin esfuerzo y responsabilidad. Recordó a propósito, lo que dice el Papa Benedicto XVI dirigiéndose a los Obispos de Irlanda en el 2010: «Solamente una acción decidida llevada adelante con toda honestidad y transparencia podrá restaurar el respeto y la buena voluntad de los Irlandeses hacia la Iglesia a la que consagramos nuestra vida». Las palabras del Santo Padre recuerdan lo que dice el Señor en el Evangelio de san Juan: «La verdad los hará libres» (Jn 8, 32). Una honesta búsqueda de la verdad y de la justicia, es la mejor respuesta que podemos ofrecer al triste fenómeno de abuso sexual a los menores por parte de clérigos. La «mortal cultura del silencio», es de por sí equivocada e injusta. Por eso se tiene la obligación, para los líderes de la Iglesia, de cooperar con las autoridades civiles observando que «el abuso sexual de menores no es solamente un delito canónico o una violación de un Código de conducta interno de una institución, religiosa o de otra, representa también un crimen perseguido por el derecho civil. Por cuanto las relaciones con las autoridades civiles pueda variar de un país al otro, es todavía importante colaborar con ello en el ámbito de las respectivas consecuencias». La Carta circular de la Congregación para la Doctrina de la Fe del 3 de mayo de 2011 especifica también: siempre se deben seguir las prescripciones de las leyes civiles en lo que toca a las autoridades encargadas, sin prejuicio del foro interno sacramental. Naturalmente que esta colaboración no se refiere solo a los casos de abuso cometidos por clérigos, sino que también incluye aquellos casos de abuso en los que tiene que ver el personal religioso o laico que trabaja en las estructuras eclesiásticas. Durante su intervención, afirmó además, que «no es aceptable» por parte de los obispos ignorar los protocolos anti-abuso preparados por el Vaticano o por las respectivas Conferencias episcopales. Así mismo señaló que ya hay normas concretas en el derecho canónico que permiten sancionar a los obispos por la «negligencia y culpa en el ejercicio de sus propias funciones» (cf. CIC cann. 1389 e 128) (5).

Mons. Tagle, Arzobispo de Manila, observó cómo algunas culturas no europeas presentan elementos que en cualquier caso pueden favorecer que se efectúen los abusos, como un ejemplo la fuerte propensión al tacto, el gran poder concedido a los adultos en relación con los niños, el modo vago y amplio de definir la familia, la consideración casi «divina» de la que el clero goza. También reveló cómo el problema y las graves consecuencias que ha traído requieren sobre todo una respuesta de tipo pastoral. Según el Arzobispo de Manila, los elementos principales de una respuesta como ésta al problema podría ser la cura pastoral de las víctimas y de sus familias, de la comunidad dañada, del clero no acusado, de los superiores y de los obispos. También para el sacerdote autor de la violencia sexual es necesaria la curación pastoral, y el modo mejor es ponerlo de frente a su mala conducta aplicando los procedimientos eclesiásticos y canónicos relativos. El obispo deberá observarlas escrupulosamente, especialmente cuando la gravedad del hecho puede conducir a la destitución del estado clerical. Todo esto presenta el problema delicado y siempre actual de una adecuada selección y formación, no solo de los candidatos al sacerdocio y a la vida religiosa, si no sobre todo al grado del episcopado. «Hoy es difícil y doloroso ser un superior o un obispo – concluyó Mons. Tagle – porque en ocasiones, uno se siente perdido, confuso y lleno de vergüenza cuando un miembro del clero comete una violencia sexual. Mientras se ayuda a los propios sacerdotes, es necesario también juzgar. Al mismo tiempo no se puede defender a los sacerdotes, descuidando la verdad, la justicia y el bien de las víctimas y de la comunidad. Los superiores son golpeados por todas partes. Son acusados de cubrir si son discretos, son acusados de faltos de comprensión, si son firmes».

Las tardes fueron dedicadas a talleres conducidos por un equipo de Virtus, un programa cuidado por la National Catholic Risk Retention Group de la Iglesia de Estados Unidos, y creado con el fin de ayudar a la Iglesia en la tarea de la prevención de los abusos. Al interno del programa se previeron una liturgia penitencial (presidida por el Card. Ouellet) y una celebración Eucarística (presidida por el Card. Filoni) inspirada en este tema. En el curso de la liturgia penitencial, el Prefecto de la Congregación para los Obispos, junto a otros 10 obispos, pidió perdón por no haber realizado bien la tarea de proteger a los menores y haber actuado como un «instrumento del mal en contra de ellos» (6) .

Como fruto del Simposio se ha creado un centro multi-lingüístico de ayuda y prevención en internet que permitirá desarrollar una cultura para escuchar a las víctimas y para tener acceso a las informaciones disponibles. Se trata de un Centro de estudio a distancia con sede en Münich, Alemania, conocido como Centro para la protección de los niños del Instituto de psicología de la Universidad Pontificia Gregoriana. Será dirigido por Hubert Lieghardt, profesor invitado en la Universidad Gregoriana y docente en la Universidad de Ulm. El centro dispone de financiación para tres años, durante los cuales promoverá la difusión y buenas prácticas para la creación de estructuras locales, con la tarea de introducir sólidos procedimientos que permitan la intervención rápida y eficaz en casos de problemas relacionados con los abusos. La estructura trabajará con ocho proyectos asociados entre diócesis y congregaciones religiosas, en inglés, español, italiano, alemán. Dos de estos proyectos asociados se encuentran en África (Ghana y Kenya), dos en América Latina (Argentina y Ecuador), dos en Asia (India e Indonesia) y dos en Europa (Alemania e Italia). El sitio web es: http://www.elearnig-childprotection.com/

(5) Cf. C. J. SCICLUNA, La búsqueda de la verdad en casos de abuso sexual: Un deber moral y jurídico, Pontificia Universidad Gregoriana, 6-9 de febrero de 2012.

(6) Cf. M. OUELLET Cardenal, Homilía para la Vigilia penitencial en ocasión del Simposio «Hacia la sanación y la renovación», Iglesia de San Ignacio, Roma, 7 de febrero de 2012.
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NOTA: Esta es la 3ra parte de 4.

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